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Tránsitos, superficies y relatos

Diplomado en Antropología del Arte
Laboratorio Transdisciplinario de Investigación y Reinvención/ LATIR
México


Ejercicio: elegir una fotografía y describir el tránsito de la misma a través de los años, aportando datos espacio/temporales de interés; haciendo referencia al soporte, la textura y los demás elementos que la conforman.


Esta foto pertenece a una serie de placas encontradas en el taller de mi abuelo. Un ambrotipo conservado en muy buen estado. El hombre que aparece es mi bisabuelo Renato; no sé si fue tomada en Italia o Argentina. Mi bisabuelo viajaba seguido de un lado a otro. Era un hombre de contextura pequeña, rasgos que heredó de su madre. 

La caja encontrada estuvo alrededor de 30 años en un taller donde mi abuelo conservaba objetos personales, herramientas y recuerdos familiares, que aún existen. En mi familia también se quemaron cosas, y se tiraron otras. Mi abuelo, al igual que yo, prefirió conservar algunas, las que consideró de valor y más importantes. .

La caja con las placas las encontró mi tía. Las llevó a un museo (Museo Provincial Martiniano Leguizamón) para que las limpien y las digitalicen; a este trabajo o hizo Federico Garcia. También compramos elementos para conservarlas. El digital, si bien considero -al igual que los maoríes -carece de energía vital; es un medio para resguardar la memoria visual de una espacio/tiempo cargado de anécdotas, sensaciones, sentimientos.

El ambrotipo, por el contrario, además de conservar todas las características antes mencionadas, conserva la energía del momento en la materia. Es posible tomar una placa en las manos, sentir su olor y viajar en el tiempo. El cristal es fino y está muy bien conservado, sin cachaduras; tiene algunas marcas de humedad o algo parecido en el borde superior.

Algunas de estas fotos, formaron parte de una muestra que se expuso en e antes mencionado Museo. Estas fotografías pasaron por aquellas manos que humedecieron el cristal, atravesaron el tiempo en espacios lejanos y olvidados, aguardaron en un taller alrededor de treinta años y hoy son parte de una colección que recuerda a los primeros inmigrantes en la ciudad.